7 avril 2007

 
Un Diamante en bruto


En sus años mozos Julio César Uribe era conocido como el "Diamante".

El 24 de marzo Japón y Perú disputaron un amistoso de fútbol en Yokohama, por la Copa Kirin. Perú perdió 2-0. De las cenizas de la derrota surgió el rumor de la juerga que explicaba el resultado adverso: Uribe y sus muchachos se habían ido de parranda.

Antes y después del partido, peruanos trasnochadores que distraen sus días en Japón vieron al Diamante, responsable de la dirección y de la disciplina del equipo, resplandecer en los salsódromos latinos de Yokohama, en Kanagawa y de Roppongi, en Tokio.

No es una novedad ni una primicia el laurel de borracho, parrandero y pendenciero que corona al futbolista peruano. Pero esa noche, en particular, un torpe Uribe hizo noticia. Expuso negligentemente su imagen al escarnio público al aparecer en locales noctámbulos en horas en que un director técnico debiera estar sino descansando, cavilando la estrategia del partido del día siguiente.

En otras palabras, careció de tres dedos de frente para dilucidar la importancia de cuidar su imagen. ¿Pensó acaso que estando tan lejos nadie lo vería?

Hay quienes afirman que Uribe tiene serios problemas para manejar su soberbia. De lo contrario no se hubiera expuesto a tantas miradas.

El hecho de haberse mostrado de una manera tan abierta indica que Uribe subestimó el viaje y el encuentro con Japón. Tenía en claro que se viajaba para cumplir y no para ganar. Ser un "sparring" decoroso. Por eso, lo tomó como un paseo, como un viaje de turismo. Y así se comportó en Japón, como un turista. Además, haber recibido el cargo como quien recibe un muerto, le hizo creer que tenía licencia para todo.

Amparado por una dirigencia improvisada, el equipo que convocó no tuvo tiempo ni para entrenar. Los convocados se conocieron la víspera por la lista que divulgó la Federación Peruana de Fútbol. De esa manera, Uribe, con un equipo que tenía como base el Cienciano, confiaba en salvar el pellejo del debut contra Japón contando en la alineación con los "europeos" Farfán, Guerrero y Pizarro.

Cuando supo que no iba a contar con ellos le dijo a sus muchachos que había que jugar sin presiones, que había que tocarle la pelota a los japoneses y divertirse. Aunque eso de divertirse, Uribe se lo tomó demasiado en serio.

Fue el primero en relajar la disciplina del equipo. Consideró inofensivo darse una vuelta por la noche japonesa. Venir de tan lejos para no conocer nada le pareció absurdo. Total, se trataba de un partido que no había sido solicitado por él. Que le llegó con el cargo. Un bulto. Ganara o perdiera, le amparaba el hecho de que a mitad del río le habian dado la rienda de la selección de su país.

Pero, claro, fue tan soberbio que pensó que su imagen pública, dada las circunstancias, estaba hecha a prueba de balas.

Un error de cálculo que le costó un encontronazo innecesario con la prensa deportiva de su país.

Aunque tuvo, por falta de pruebas, el respaldo de la Comisión Seleccionadora, Uribe salió mal parado. Ese incidente en Tokio será un pesado lastre que tendrá que cargar como una cruz.

En todo caso, Uribe no consideró que a un equipo ganador se le perdona el pecado y hasta el escándalo. Definitivamente, de no haber sufrido ese revés contra Japón el hecho de que bebiera, o que se hubiera ido de parranda o de putas, hubiera sido irrelevante y anecdótico. No hubiera dado tela para ser noticia. Pero se perdió.

El escándalo nos mostró dos caras. La de un periodismo magalizado y la de un Uribe capaz de mentir y apuñalar a su propia reputación con tal de salvar el pellejo y con él los miles de dólares que le proporciona el cargo. Uribe, como en sus años mozos, sigue siendo una personalidad frágil y un Diamante en bruto.





11 janvier 2007

 
Cartas sanas y sagradas





En el exilio voluntario y lejos del mundanal ruido, el ex presidente Alejandro Toledo ha empezado a escribir desde los yunaites sus Cartas desde San Francisco, con el que pretende mantener correspondencia con su distante Perú.

No vaya a ser que el pueblo lo olvide.

En realidad se trata de una plataforma que le permite defender los logros de su gobierno, justificar su tropezones y rechazar la inquina y la mala leche de sus detractores.

En eso se parece a otro inquilino de Palacio. Uno que fugo del país entre gallos y media noche y que desde una cómoda suite de Tokio solía escribir con cacha, concha y pana una pagina personal que tenia colgada en la red.

El papel aguanta todo. La red también.

Gobernar el Perú y luego tener un exilio dorado...





12 décembre 2006

 
La cosa está que quema




muerto Pinochet

el infierno es un rumor
de golpe de Estado

se pregunta el diablo

¿qué ha de ocurrir
cuando llegue Castro?


30 août 2006

 





MUERTE SÚBITA





Uno es amo de lo que calla
y esclavo de lo que dice...

Anunciar muy suelto de huesos la muerte del lider de su partido, el ex presidente Valentín Paniagua, sin cruzar información, ha sumido al congresista Víctor Andrés Bealúnde, autor de la patinada, en un laberinto de falacias del que no podrá escabullirse sin ser corneado por el minotauro de su propia necedad.

Resulta patético verlo rebuznar y tirar patadas. Pregonar su ingenuidad. Defender una inocencia en la que ni cree.

No hay nada más penoso que ser el abogado de nuestra propia estupidez.

Le ocurre a Víctor Andrés Belaúnde lo que le ocurre al que cae en un pantano de traicioneras arenas movedizas. Cuanto más intenta salvarse más se hunde.

Fue pueril lo que hizo. Ser el adelantado, el emisario, el heraldo de una "primicia" que pensó le iba a dar réditos políticos. Ante sus correlegionarios, sus opositores y ante la opinión pública. El escenario era propicio. El congreso. Per0, sus cálculos de gloria le fallaron. La solemnidad que mostró en el hemiciclo al dar la noticia se ha vuelto para él en una pesadilla de la que jamás despertará.

Al negar la realidad y buscar los tres pies al gato, echandole la culpa incluso a su secretaria, Belaúnde no ha hecho otra cosa que echar más barro a nuestra desacreditada clase política.

Con lo fácil que hubiera sido decir, decentemente y con la frente en alto, "lo siento, pero la cagué..."

No hubiera alcanzado para salvar el pellejo pero, por lo menos, hubiera restituido un poco de honor y de dignidad a un Congreso devaluado.

Paniagua sigue vivo.

Belaúnde, en cambio, no sabe que ahora el muerto es él.








1 août 2006

 



El últimito y nos vamos...



En el último acto de su mandato Toledo tuvo una distracción de beodo. Después de echarse un discurso de despedida se olvidó de entregar la banda presidencial que portaba en el pecho. Cuando se lo advirtieron Toledo volvió avergonzado sobre sus pasos recibiendo mofas y carcajadas.


Toledo ha sido el único presidente que no ha ocultado su apego a la botella.

En estos cinco años, firmó decretos y destituciones, elaboró discursos y los declamó entre chorros de whisky y cubitos de hielo.


Beber ha sido parte del ejercicio de sus funciones de Estado. Un ejercicio ejecutado sin elegancia pero sí con persistente nobleza. Un vicio que él llevó hasta el límite del sacrificio. Como Alfonso Ugarte la bandera en el morro de Arica.

Ha dicho Toledo, a sus íntimos, que sólo borracho se puede gobernar un país como el Perú.

Pero, no nos rasguemos las vestiduras.

Los peruanos solemos arreglar en las cantinas los problemas nacionales y domésticos. Que al final de cuentas es lo mismo. Y eso fue lo que hizo Toledo desde el bar de Palacio.

Ha sido el suyo un gobierno inspirado por los efluvios del alcohol. Una borrachera fría y calculada, de camionero de Pasamayo maldito, de chofer de ómnibus interprovincial,
de conductor de precipicios y serpenteantes caminos.

País de extremos el nuestro.

Pasamos de un presidente abstemio pero ebrio de poder como Fujimori a otro que gobernó borracho. Curtidos estamos. Que nos echen encima una vez más al presidente litio.






25 mai 2006

 




Y se llama Perú...
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.





País de antípodas y de perplejas gentes.
País telúrico, de ubérrimos orinocos y floridos exabruptos.
País de cimas. País de abismos.
País de extremaduras.
País sin fondo.

País ilustre.

País de combis
De secuestros al paso.

País mezquino.
País de indios, país de cholos,
de chinos y zambos.

País de blaquiñosos,
de vivos, de sapos,
de saqueadores,
sátrapas y cabeceadores.

País de contrastes.

País de sombras y pocas luces.

País de cobre,
de gas,
de oro,
de hojas de coca
y ácido muriático.

País de santos,
de apus y demonios.

De Santa Rosa y Abimael Guzmán.
De Cerpa y De la Puente Uceda.
De San Martín de Porres y Vladimiro Montesinos.

Del Loco Perochena y los Destructores.

País de tradiciones.
De anticuchos.
Del Señor de Los Milagros.
De toros en Acho
De la Virgen del Carmen
De panetones y chicharrones
Del Señor de Luren
De tamalitos y turrones.

País de puñaladas,
país de traiciones

De Felipillos y Mesones,
De Kouris y Antauros
de Prados y gordos González.
De Fujimori,
De pájaros fruteros
De Elian, Baruch y Toledos.
País de metededos.

País ilustre. País de héroes.
País de Garcilazo y Hernando de Soto.
País de Grau, de Cáceres y Bolognesi.

País de Mariátegui y Haya de La Torre.
De Porras Barrenechea y Jorge Basadre.
País de José Sabogal y de Arguedas.

De Eguren y Martín Adam.
De Mario Vargas Llosa y César Vallejo.

Pero también de Coco Marusix
De Chiquito Flores,
De Amparo Brambilla y Jimmy Santy
De Lucia de la Cruz y Magali Medina
De Jaime Bayly y monseñor Cipriani,
Tongo, Augusto Polo Campos,
Max Alvarez y Susy Díaz.

País de Mosca Loca y Vaticano,
de Rodriguez López y Fernando Zevallos.
De Ketin Vidal y el Capitán Carlos.
País de pirañitas.
Del padre Gustavo Gutierrez.
Del grupo Colina,
Rodriguez Franco,
Y la Comisión de la Verdad.

País de empates y autogoles.
De Rubiños en el arco...
De Gonzalez, Orlando La Torre
y del eterno Chumpitaz.

De fugas y tonderos
De bacalaos y caídos del palto.
De Dios y por la plata.

Del soy su hermano pero no se nada...
Del mañana te pago.

País sin límites, país enfermo,
país esquizofrénico.
País sin espejos.
País purgatorio.


País de locos.
País de Xauxa.
País de temblores.
País de jodidas gentes.
País autista.

Si teniendo al gran Teófilo Cubillas
o a la miss mundo María Julia Mantilla
¿por qué tenemos que elegir
entre el cacique Ollanta
y patadita García?

¿No hay entre esos 27 millones de peruanos
alguien mejor que un político con el pico quemado
y un soldado obtuso, bruto e improvisado?

Si no lo hay
entonces,
el pisco es chileno,
y Dios también...





11 avril 2006

 


Es el FIM...




El 9 de abril el electorado le hizo "pinguita" a Popy Olivera y lo echó a escobazos de la escena política peruana, donde fue su más intrigante payaso.

Durante 25 años Olivera zanganeó en el Congreso. El Apra fue la estrella de la fortuna de la que se colgó. Sólo en el mofletudo calzoncillo del ex presidente Alan García Pérez pudo sobrevivir como una ladilla.

Antes de expirar, Olivera sacó el máximo rédito a un videito pirata que echó abajo al gobierno de Fujimori y Montesinos.

Con reflejos de pulga se subió oportunamente a la combi del toledismo que lo premió, joder, con una embajada en España.

Olivera fue un político egoísta que se acomodó la careta de fiscalizador. Sin embargo, estuvo más ocupado en escalar que en legislar. La política lo sacó de la mediocridad y del anonimato. Paradójicamente, la política lo ha devuelto a esos oscuros reinos.

Aunque se marcha de la política por la puerta falsa, le queda el consuelo de haber sido embajador pero también la desdicha de contar a sus nietos que por poquito no fue también primer ministro y canciller de la república.

Nunca una escoba estuvo más desprestigiada que entre sus manos.

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